Respuestas del Dr. José Ramón Alcántara a los participantes del Foro Académico- Teológico

El pasado 12 de noviembre del 2022, se llevó a cabo el Foro Académico Teológico- Caminos de justicia y paz: una respuesta a la violencia desde la biblia, las ciencias sociales y la iniciativa civil. Como parte de continuar la reflexión del Conversatorio Misión Integral en tiempo de violencia e injusticia, enviamos las preguntas que no se respondieron en la transmisión a los ponentes.


El Dr. Alcántara amablemente compartió sus respuestas a las preguntas que hicieron llegar los participantes:

1. ¿Qué recomienda para poder implementar la visión de misión integral en el ejercicio profesional (en mi caso como arquitecto) en el que impera el modelo imperial también? ¿Cómo enfrentar los desafíos pragmáticos que involucran un “servicio profesional” que requiere remuneración? ¿Habría que considerarse un cambio de paradigma en cuanto al intercambio “servicio-remuneración”? 

R: La palabra "profesión" implica “profesar”, ya que se profesa aquello en lo que se cree, y sólo con el tiempo adquirió sólo el sentido de ejercer el conocimiento que se tiene. Así pues, siendo la profesión la expresión de lo que uno cree y vive, su ejercicio debería seguir estos parámetros. En el contexto cristiano, la profesión es un ministerio tan valioso como cualquier otro si seguimos el dictado de Efesios 4: 7-11. Los dones recibidos son utilizados para realizar las tareas profesionales que elegimos por afinidad personal, y su propósito es edificar el cuerpo de Cristo, que no es solamente la iglesia sino toda la humanidad y, al hacerlo, hacer presente el Reino de Dios en el mundo. Ciertamente, esto ocurre en un mundo donde lo que predomina es el autointerés, pero precisamente por ello somos llamados a mostrar una alternativa de cómo ejercer la profesión, no solo para uno o una (que ciertamente hay espacio para la autosatisfacción salarial), sino principalmente para los demás. Esto significa que el cristiano tiene que tomar decisiones difíciles, pero no imposibles, pues una persona integra es apreciada en casi cualquier campo profesional, excepto por quienes no lo son, en cuyo caso uno debiera evitar esos espacios.

2. Estoy de acuerdo con la promoción de la paz y la justicia desde la base del evangelio y los valores del cristianismo. Pero ¿Cuál es el riesgo al decir "no enfatizar en el pecado y la salvación"? (esta se respondió en la transmisión).

R: En el marco eclesial el servicio a los demás, la justicia y la compasión suele ser predicado en segundo término, si es que se hace. En su lugar, se enfatiza el pecado y la salvación en forma individualista, sin resaltar que el pecado no es un asunto solamente personal, sino que tiene implicaciones sociales de las que, como pecadores, somos también responsables, y que la salvación, es decir, la redención, la liberación y la salud física y espiritual que viene con ella, tiene como propósito principal el amor y la justicia hacia los demás y hacia sí mismo. Una predicación que sólo enfatiza el pecado y la salvación personal, sin enseñar sus consecuencias sociales, distorsiona el sentido del Evangelio, como lo muestra Jesús en Lucas. 10:37, y sólo sirve a los intereses religiosos del imperio convertidos en el opio del pueblo.

3. Una pregunta ¿Cómo no dejar este ejercicio social en una acción individual y que gire en torno al hombre, sino conectarlo con la fe y el evangelio?

R: Por principio no hay acciones individuales, aunque lo parezcan (la religión del imperio nos hace creer lo contrario). Somos parte de un cuerpo social en el que influimos y el que nos influye, lo reconozcamos o no. El modelo de Cristo es semejante, pero el cuerpo no es simplemente un cuerpo social, es el cuerpo mismo de Cristo, donde “si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honores, todos con él se gozan” (I Corintios 12: 26), es decir, predomina el amor y la justicia en las relaciones humanas, lo que en el mundo se manifiesta como la presencia del Reino de Dios en medio de una sociedad injusta y sin piedad.

4. ¡Buenos días!, muy interesante la ponencia de ambos profesores! Tengo dos preguntas, ¿Podemos considerar que existe una sobre exposición de la violencia actualmente en la sociedad mexicana? y ¿es la Cultura de violencia un problema en la actualidad?

R: La preservación de las especies siempre se ha realizado con agresividad y defensa, pero sólo la especie humana utiliza lo que podemos llamar propiamente “violencia”, es decir, con violación del otro o la otra (sus derechos, su integridad, sus formas de subsistencia, etc). Esto implica que el ser humano tiene una noción de justicia y compasión (somos la imagen y semejanza de Dios), que viola para satisfacer sus propios intereses. De ahí que el Evangelio comience llamando al arrepentimiento a esta forma de vivir y dar un giro hacia nuestra verdadera naturaleza como hijas e hijos de Dios. Así, el Evangelio busca eliminar la violencia de cualquier tipo al cambiar la naturaleza del perpetrador (individual y social) de la violencia y transformarla en una naturaleza más justa y compasiva. Hoy vemos más violencia, en parte porque hay más difusión de la misma, y en parte porque efectivamente el imperio fomenta el autointerés (con frecuencia con formas religiosas) y, por lo tanto, la violencia. Ni hay que decir, el centro del imperio es la ambición desmedida (el mercado), que mueve la economía de los más poderosos sobre los más débiles (desde la estructura patriarcal de las familias hasta las grades corporaciones y el Estado).


A continuación, encontrarás el conversatorio completo del Dr. Alcántara y el MVZ. Eugenio Araiza.




Dr. José Ramón Alcántara


Profesor investigador Emérito en Universidad Iberoamericana, miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel III.

Realizó estudios teológicos de Maestría en Regent College, en Vancouver, B.C., Canadá. Tiene además licenciaturas en Literatura y en Psicología de la Universidad de Washington, en Seattle, Washington; Maestría en Literatura Romance de la Universidad de Washington, y Doctorado (Ph.D.) en la Universidad de British Columbia, Canadá. Desde 1972 ha sido miembro de la Iglesia Luterana, y ha colaborado en diferentes ministerios. Ha sido profesor de varios seminarios en México como son el Nacional Presbiteriano, el Bautista, el de la Iglesia Apostólica, el Metodista, y del Seminario Luterano Augsburgo. Su investigación gira en torno a las políticas de la violencia, violencia de las políticas, y teatralidades emergentes.

Ha formado parte del movimiento estudiantil COMPA y participado en varios eventos del ministerio como ponente. Es miembro fundador de AMEXTRA y actualmente, también parte de la Junta Directiva de Comunidad de Estudios Teológicos Interdisciplinarios (CETI Continental).



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